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Nombre curioso para una semilla diminuta, el psilio es conocido desde hace mucho tiempo por sus propiedades bien establecidas y demostradas contra los problemas digestivos, en particular los trastornos del tránsito intestinal.
Para comprender mejor las propiedades del psilio y utilizarlo con seguridad, es esencial conocer bien sus propiedades.
Nombre científico : Plantago o Ispaghul con variaciones según la región de origen, forma parte de la familia botánica de las plantagináceas.
Esta pequeña hierba es muy conocida desde la India hasta Irán, y también en los países mediterráneos. Existen algunas diferencias en cuanto a su composición y color, pero la denominación psyllium es la más común, sobre todo en Internet.
Se trata de una semilla diminuta que puede ser negra, marrón o rubia. La variante más interesante es el psilio rubio llamado Plantago ovata.
La parte más utilizada es la cubierta de la semilla, conocida como tegumento. Se vende en polvo en tiendas de productos naturales y fitofármacos.
Sorprendentemente, el psilio es una planta, pero no se considera un alimento.
Una vez consumido, recorre el tubo digestivo, corrigiendo al mismo tiempo los problemas de tránsito. Lo más sorprendente es que, tanto si se sufre estreñimiento como diarrea, el resultado es el mismo: se recupera el tránsito intestinal.
Este efecto regulador está autorizado por las más altas autoridades sanitarias, en este caso la OMS, lo que confiere al psilio un estatus similar al de un medicamento.
Las empresas especializadas en fitoterapia hacen mucho hincapié en el psilio, que se considera un producto natural milagroso para todos los problemas digestivos.
Los productos a base de psilio ejercen una acción mecánica sobre el tránsito intestinal, lo que significa que simplemente modifican la consistencia del contenido sin que éste sea absorbido ni digerido.
Esto es una gran ventaja porque la composición no interfiere con otros alimentos, ¡hace su trabajo y luego se va!
Este efecto se conoce como laxante de lastre, y no afecta a la motilidad intestinal, lo que no siempre es tolerado por las personas con problemas de tránsito, y no es asimilado por el organismo.
El psilio es como una esponja que atraviesa el tubo digestivo, recogiendo todas las toxinas y regulando la consistencia de las heces, ¡y eso es todo!
Con la capacidad de absorber una enorme cantidad de agua y convertirse en gel, da la consistencia adecuada a las heces.
En caso de estreñimiento, rehidrata el contenido, que aumenta de tamaño y pasa más fácilmente por el colon para ser evacuado sin irritar las paredes.
Al ablandar las heces, el psilio elimina otras impurezas (bacterias y hongos).
Del mismo modo, en caso de diarrea, el psilio absorbe el agua de las heces, que se vuelven menos líquidas y, al mismo tiempo, dejan de atraer el agua de los alimentos, evitando la deshidratación asociada a menudo a la diarrea.
Esta planta es una bendición para el tracto digestivo y el metabolismo. Desde hace mucho tiempo se ha demostrado que mejora el tránsito intestinal.
Tanto si los problemas están causados por un intestino irritable como por una intoxicación, el psilio es capaz de proporcionar el confort necesario y calmar el dolor asociado al estreñimiento o a la diarrea muy líquida en caso de gastroenteritis.
Esta es la propiedad más reconocida del psilio, desde los antiguos egipcios hasta los chinos e indios. Es la planta más recomendada para tratar el estreñimiento de forma eficaz y fiable.
Cuando se sabe que el estreñimiento crónico es peligroso no sólo para el colon y los intestinos, sino también para la salud en general, se puede apreciar el efecto laxante del psilio.
Al mismo tiempo, combate las toxinas que se adhieren a las paredes del colon, así como los diversos hongos que pululan en el tubo digestivo y perjudican la salud en general.
Las personas que padecen hemorroides o fisuras anales muy dolorosas aprecian el efecto del psilio, ya que facilita el tránsito. El dolor del roce se reduce y la curación es posible más rápidamente.
También se ha demostrado que el psilio alivia los síntomas de intestino irritable y las úlceras.
Por paradójico que parezca, el psilio trata eficazmente la diarrea. Al formar un gel que absorbe el exceso de agua, ayuda a dar consistencia a las heces y proporciona un confort considerable al reducir las molestias causadas por las frecuentes idas al baño.
Las fibras del psilio reducen ligeramente los niveles de colesterol malo y triglicéridos en la sangre.
Los estudios médicos recomiendan combinar el psilio con un tratamiento médico para el colesterol. Es más eficaz y, sobre todo, permite utilizar dosis bajas de medicación.
Es la mejor manera de reducir los efectos secundarios de los fármacos contra el colesterol, que suelen tener importantes problemas de efectos secundarios.
Al combinar el psilio con los alimentos, ayuda a reducir el índice glucémico. Al ralentizar el paso de los alimentos por el tubo digestivo, evita un aumento repentino de los niveles de insulina.
Las personas con diabetes de tipo 2 se beneficiarán de añadir psilio a su dieta. Aunque no tiene un efecto significativo sobre los niveles de azúcar en sangre, ayuda a reducir la dosis de medicación antidiabética.
Como parte de una dieta de adelgazamiento, el psilio puede proporcionar una ayuda inestimable como supresor del apetito.
Consumirlo antes de las comidas llena el estómago y da sensación de saciedad, limitando la cantidad de comida necesaria para sentirse plenamente nutrido.
Con el tiempo, se consumen menos calorías y la pérdida de peso es totalmente posible, sin dañar el organismo ni recurrir a peligrosos supresores del apetito.
El principal componente del psilio, del que deriva su fama, es una forma de fibra insoluble llamada mucílago, que forma parte de la celulosa. Esta fibra no es absorbida por el organismo. Este mucílago está presente principalmente en la cáscara de la semilla, y el psilio rubio contiene hasta un 50% de él en su cáscara.
La cáscara de la semilla de psilio contiene otras sustancias, pero su concentración no tiene ningún efecto real y no modifica en absoluto la función del psilio.
Aunque las propiedades medicinales del psilio están reconocidas por las más altas autoridades sanitarias, no existen dosis bien establecidas para su consumo. De hecho, el psilio no causa problemas de sobredosis, y cada persona puede adaptar la dosis a sus propias necesidades.
Comercializado sobre todo en polvo o en copos, se pueden tomar de 1 a 2 cucharadas soperas 3 veces al día, aumentando o disminuyendo la dosis, y repetir al cabo de unos días en función de los resultados obtenidos.
La precaución más importante al tomar psilio es beber mucha agua con el polvo y añadir siempre un gran vaso de agua después. El polvo forma un gel que debe mantenerse bien hidratado para evitar obstrucciones o atragantamientos.
Los niños que sufren estreñimiento crónico pueden consumir media cucharadita de psilio en polvo, siempre que beban mucha agua durante y después.
Nunca debe permitirse que los niños consuman psilio en polvo por sí solos, ya que podrían atragantarse.
Las mujeres embarazadas pueden utilizar psilio en caso de estreñimiento; no se ha descrito ningún riesgo particular para el embarazo.
Sin alterar la eficacia de los medicamentos, sería prudente tomarlos a distancia del psilio, ya que su absorción puede verse alterada. Por lo tanto, es importante dejar pasar al menos 2 horas para que cada producto se utilice en todo su potencial.