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Reequilibrar la alimentación es una de las claves esenciales para mantener la línea, pero también para estar en plena forma y disfrutar plenamente de la vida. ¡Es un hecho que la época en la que vivimos hoy en día tiende a promover más la hamburguesa que el plato de verduras crudas!
¿Por qué estamos tan hartos de lo que comemos?
Ante este fenómeno global, ¿qué es una alimentación equilibrada y cómo podemos conseguirla a diario, con medidas sencillas pero eficaces?
¡Siga la guía para reequilibrar con éxito su dieta y volver a estar en forma y con un aspecto estupendo!
Hace varios miles de años, la humanidad llevaba un estilo de vida de cazador/recolector, y era principalmente omnívora. Este estilo de vida nómada, con su combinación de retos físicos difíciles y condiciones de vida precarias, permitía a nuestros antepasados mantener un equilibrio entre el gasto energético y la ingesta de calorías.
Sin embargo, la evolución de la humanidad y la sedentarización de la mayoría de las poblaciones han provocado cambios importantes en la alimentación. Con la llegada de la ganadería, y después de los cultivos, la variedad de alimentos cambió radicalmente (contrariamente a lo que se creía, sólo se podían criar unas pocas especies animales, y las plantas, que entonces eran esencialmente silvestres, también eran difíciles de cultivar). El resultado fue una disminución gradual de la calidad de nuestros alimentos, en favor de la cantidad.
Por supuesto, la revolución industrial amplificó enormemente este fenómeno, y la industrialización ha tenido un impacto considerable en la industria alimentaria. Producimos más, más rápido; almacenamos más tiempo y en mayores cantidades; trabajamos más… y acabamos consumiendo productos cada vez más alejados de su sencillez natural, a menudo fuera de temporada o “listos para comer”.
Esta rápida expansión de hábitos alimentarios desestructurados, junto con la aparición de la comida rápida, ha provocado un alarmante aumento de la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares en las últimas décadas. Se trata de tres de las mayores plagas metabólicas a las que se enfrenta la humanidad.
Frente a esta auténtica pandemia, ¿cómo conseguir retomar el camino de una alimentación sana y equilibrada y preservar nuestra salud y, por supuesto, nuestra silueta? ¿Cómo recuperar una silueta esbelta sin cambiar de estilo de vida? ¿Y cómo podemos reequilibrar nuestra dieta para remediar el desequilibrio que experimentamos cada día?
Antes de hablar de reequilibrar nuestra alimentación, empecemos por entender qué es realmente una alimentación equilibrada.
Una dieta equilibrada es un equilibrio entre las necesidades del organismo y la ingesta de nutrientes, así como entre los distintos tipos de alimentos necesarios a lo largo del día. Una distribución armoniosa de las comidas ayuda a anticipar las necesidades, y comer una variedad de alimentos en las cantidades adecuadas completa el equilibrio.
Ciertos factores, como su nivel de estrés o la falta de actividad física, desempeñan un papel importante en su sensación de equilibrio y forma física, en sus niveles de energía diarios, pero también (y por supuesto) ¡en su figura!
Pero dejando a un lado estas consideraciones, veamos más de cerca cómo, con unos sencillos pasos, puedes reequilibrar tu dieta, perder peso y sentirte bien.
Seguir una dieta equilibrada significa aportar a tu organismo los nutrientes que necesita, en función de tu edad y tu estilo de vida. Si ya practica una actividad física regular, o si trabaja en condiciones físicamente exigentes, sus necesidades energéticas no son las mismas que si lleva un estilo de vida mayoritariamente sedentario.
Unos cuantos principios clave, fáciles de poner en práctica, le permitirán empezar a reequilibrar su dieta con tranquilidad, sin frustraciones ni ansiedad. ¡empecemos!
Esta pirámide es extremadamente útil para cualquier persona que desee seguir una dieta equilibrada. Agrupa las distintas familias de alimentos en función de sus nutrientes dominantes.
Los alimentos de la base de la pirámide deben consumirse en grandes cantidades y deben constituir la base de la dieta, mientras que los alimentos de la parte superior deben consumirse con moderación, ya que son ricos en azúcar y grasa y, por lo tanto, contribuyen al aumento de peso.
El agua ayuda a mantenernos hidratados, a eliminar toxinas y a remineralizar el organismo. Bebe 1,5 litros al día para mantenerte en plena forma, y no la sustituyas por refrescos u otras bebidas azucaradas, que no tienen los mismos beneficios.
Los alimentos ricos en almidón son tu combustible y te hacen sentir saciado. Te ayudan a evitar los antojos y los picoteos inoportunos, por lo que son una ayuda preciosa cuando quieres perder peso.
Por lo tanto, es esencial consumir un producto rico en calcio en cada comida, ya sea en forma de productos lácteos (yogur, queso fresco, queso) o, si tiene problemas para digerir la leche de vaca, en semillas oleaginosas y verduras de hoja verde.
Lo importante es variar las fuentes utilizando aceite (oliva, colza, pepitas de uva, etc.), margarina o mantequilla, etc.
Tu cuerpo necesita el combustible adecuado para funcionar de forma óptima a lo largo del día, en función de tus actividades. Lo ideal es hacer de 3 a 4 comidas al día, repartiéndolas de la siguiente manera:
Como sin duda habrás notado, estas necesidades varían, y es importante escuchar a tu cuerpo para lograr un equilibrio dietético óptimo. Respeta las señales de hambre y saciedad que sientas; adapta la organización de tus comidas a tu estilo de vida y a tus horarios; come según tus gustos.
Una alimentación equilibrada, rica en alimentos sencillos y poco elaborados, cocinados de forma sabrosa, te ayudará a recuperar la forma, a perder los kilos que te molestan y a estar rebosante de vitalidad.